Dios… da vida a los muertos, y llama las cosas que no son, como si fuesen. Romanos 4:17.

Este texto es uno de los más preciosos de la Biblia, y encierra el principio dominante en la justificación por la fe, y de la salvación toda. Está basado en el pasaje de Génesis 17, en el que, siendo ya “Abram de edad de noventa y nueve años” (Gén. 17:1), Dios, luego de más de veinte años de aquella primera promesa de darle un hijo por medio de su esposa Sara, vuelve a aparecérsele.

Antes de que lo fuera de hecho, Dios llamó a Abraham “padre de una multitud”, porque por el poder del Dios todopoderoso, que de la nada creó el universo, aunque toda la biología estuviese en contra, Abraham ciertamente llegaría a serlo, porque “Dios da vida a los muertos y llama las cosas que no son como si fuesen”. Dios dio vida al cuerpo ya “casi como muerto” de Abraham, y lo dotó de la potencia suficiente para engendrar un hijo a los cien años de edad, con una esposa estéril. Y, por eso, aunque todavía no era padre de una multitud, YA lo llamó así.

Lo mismo sucede con respecto a la justificación y la salvación. Tú TODAVIA no eres perfecto, santo, absolutamente justo en ti mismo. TODAVÍA, aunque ya conoces a Cristo, luchas contra tu naturaleza pecaminosa, contra tus tendencias al mal, contra tus malos pensamientos y sentimientos, contra tus pecados y defectos de carácter que te cuesta vencer. Pero Dios no espera a que llegues a la meta para recién allí considerarte su hijo y para justificarte. HOY, ahora, como estás en tu nivel de crecimiento espiritual y moral, Dios ya te llama su hijo, ya te llama justo, santo y perfecto, porque él sabe que por su poder infinito, que “da vida a los muertos”, puede impartirte la vida espiritual necesaria para que vivas como un hijo de Dios, y que al final del proceso su imagen divina perdida se termine de restaurar en ti.

Por eso, aunque todavía tengas mucho camino que recorrer, ya Dios te justifica y “llama las cosas que no son como si fuesen” (el énfasis es mío): YA te mira y considera como si fueses justo, y te llama justo delante del universo, y así deberías considerarte a ti mismo ante Dios.

Tomado de: Lecturas devocionales para Jóvenes 2015
“El tesoro escondido”
Por: Pablo Claverie






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